Cinco parejas de mayores de las residencias Bouco de emeis hablan de su relación con motivo de San Valentín y dan consejos a los jóvenes para mantener relaciones longevas

Podría decirse que el suyo es un amor vintage. No de antes de la guerra, como dice la canción, pero sí de los años 60 del siglo pasado, una época en la que los noviazgos eran formales y se desarrollaban en presencia de las familias.

Cuando los protagonistas de estas historias, residentes en varios centros de emeis, contrajeron matrimonio no existía el divorcio, así que se prometieron amor “para toda la vida”, y, más allá del tiempo y las leyes, han cumplido.

Amalia y Juan lo hicieron en 1967, después de siete años de relación. Se conocieron en la madrileña Casa de Campo, donde ella iba a pasar la tarde junto a una amiga. Él paseaba por el lugar acompañado de un dependiente de la tienda de ultramarinos de su padre. Vieron a las chicas, se acercaron y acabaron vaciándoles el cesto de la merienda. Hoy viven en Bouco Punta Galea, en Madrid, a donde llegaron juntos y donde piensan “seguir hasta la muerte. Nunca nos abandonaríamos”. Su amor es, explican, “más tranquilo, pero profundo y verdadero”. Aseguran estar más enamorados que antes, aunque de otra manera.

Guateques, horchatas y paseos, los noviazgos de los años 60

Para Francisco y Pilar, que se acercan ya a los noventa años de vida y hace dos años celebraron sus bodas de diamante (seis décadas casados). El mejor consejo que se puede dar a las parejas de ahora es que se respeten y que se apoyen en lo bueno y lo malo. Desde Bouco Puerto Banús, estos dos profesores que se conocieron en una estación de tren — como en algunas grandes historias de amor— recuerdan cómo se esforzaron en estar juntos en el centro durante los distintos cursos académicos y cómo el la esperaba cada día para llevarla a casa. “Me encantaba verla”, dice Francisco, para quien, tras 62 años de matrimonio, el amor es aún más fuerte: “la amo con toda mis fuerzas y la cuido mucho”.

De forma parecida se expresan Marga y Javier, de 76 y 78 años, residentes de un apartamento asistido en Bouco Madrid Aravaca. Se conocieron en uno de esos guateques que se celebraban entonces, en los que, dependiendo de la liberalidad o no de cada familia, bien se bailaban las lentas con carabina, bien se daban saltos y se sacudían melenas al ritmo de los Beatles, Elvis, Los Brincos o Los Sirex. Javier organizó la fiesta, Marga acudió como invitada y hasta la fecha. Tienen cuatro hijos y tres nietos, y según el personal del centro, “sus miradas y las sonrisas que se dirigen, lo dicen todo”. Recuerdan que antes, “con una horchata se aguantaba toda la tarde en el Paseo de Rosales”, y piden a los jóvenes de hoy que entiendan que el amor, al igual que la vida, no es un juego.

Consejos para los jóvenes: las claves del amor longevo

El cuidarse el uno al otro es, precisamente, una de las claves de la continuidad de estas parejas, que han perdurado en distintas épocas y circunstancias, en la salud y la enfermedad, con diferentes responsabilidades familiares, en la llegada y en la marcha de los hijos.

Ruth es la única hija y la gran alegría de María Dolores y Francisco. Siguen muy unidos y mantienen la relación diaria con ella desde la residencia Bouco León , donde viven. Lola reconoce que desde el primer momento en que le vio supo que él era para ella y enseguida comenzaron a salir. Son pareja desde los 22 años, cuando Francisco se le acercó en pleno centro de la ciudad y le preguntó si querría salir con él. La respuesta fue afirmativa, hubo boda, luna de miel en Londres (la ciudad europea más moderna en los años 60), y ahora, con sus bodas de oro ya cumplidas, asumen que el amor es hoy más afecto que otra cosa y admiten que, aunque riñen, no pueden estar el uno sin el otro.

¿Recomendaciones para los jóvenes que se enamoran estos días? Dolores les recomienda “mucha paciencia y mucha tolerancia”, sin embargo, su marido Francisco, opina distinto: “su vida es hoy radicalmente distinta a la nuestra y no podemos darles consejos”.

Luchar mucho para que la llama sigue encendida es el consejo de Isabel para las parejas actuales. Esta octogenaria, que comparte su vida con Juan en la malagueña Bouco Rincón de la Victoria tiene también como mejor recuerdo el nacimiento de sus hijos. Ellos mismos eran unos niños cuando se conocieron en el colegio, pero no fue hasta años más tarde, cuando a la vez, terminaron con sus parejas anteriores, cuando iniciaron su relación. Ya en la vejez, él llegó antes a la residencia, pero ella le siguió. No quería estar sin él, porque, como le sucede a la materia, el amor no se destruye, solo se transforma.