Lo que comenzara, hace ya más de veinte años, como un espacio para los hijos de los empleados de la residencia de mayores Bouco Meco se ha convertido en una de las historias de experiencia intergeneracional de mayor éxito en España. El centro acabó abriéndose a otros niños y niños y esta residencia se convirtió en pionera en Europa en integrar una escuela infantil dentro de sus instalaciones. Hoy, niños y mayores siguen compartiendo espacio, actividades y, sobre todo, cariño y empatía en esta residencia de la firma emeis.

Niños de hasta dos años y mayores se dan la mano a principio del curso y ya no se sueltan hasta que llegan las vacaciones. Entre septiembre y junio se establece entre ellos una relación única y especial; los profesionales de la residencia, educadores infantiles y terapeutas ocupacionales, los emparejan para que jueguen y realicen juntos actividades, como cuentacuentos o manualidades.

Los mayores que participan en el día a día de los niños, además, presentan mayoritariamente algún tipo de deterioro cognitivo o Alzhéimer. Las actividades, de una hora de duración, son específicas y están adaptadas a la edad de los niños, y, muy importante, a la capacidad cognitiva de los residentes.

Autoestima y seguridad para los mayores, tolerancia y empatía para los niños

Este intercambio lúdico aporta beneficios a unos y otros. Los niños trabajan la empatía y el respeto a los mayores. Y para los mayores, que por su perfil de deterioro cognitivo suele presentar una cierta apatía y poca participación en las actividades del centro, las actividades con los niños son un revulsivo para su estado de ánimo. Las sesiones intergeneracionales les aportan un refuerzo emocional mediante el que disminuyen sus sentimientos de soledad y mejoran su seguridad y autoestima.

“A los mayores les cambia la cara cuando ven a los niños. Residentes generalmente poco participativos se transforman, sonríen, juegan con los niños… La interacción con los pequeños es muy valiosa en relación a la ralentización de deterioros cognitivos, ya que es un estímulo para los mayores y les ayuda a mejorar en muchas áreas como la memoria o la atención. También potencia la actividad física, porque los niños les hacen moverse mucho: cantan, bailan, leen cuentos, juegan o colorean juntos”, explica sonriendo la terapeuta de Bouco Meco Cristina Pérez, al cargo de las actividades.

La actividad se inicia con la frase ‘Ya están aquí los amigos mayores’. Los pequeños acuden a su encuentro alegres cuando el grupo residentes entra al aula. ¿Que el ‘amigo mayor’ no recuerda quién era su compañero de juegos en la actividad intergeneracional? No hay problema, ya que “los niños saben perfectamente asociar quién es su amigo mayor. En cuanto les ven, se levantan corriendo a saludarlos y les cogen la mano para llevar a cabo la actividad programada. En los niños con estas actividades se fomenta la tolerancia social, queriendo y valorando la figura del mayor”, cuenta Mª Carmen Blanco, maestra de la escuela infantil.

La de Meco, aunque pionera y más completa, no es la única experiencia intergeneracional que tiene lugar en las residencias de mayores Bouco de emeis. Esta firma líder en la atención a personas mayores y dependientes, apuesta por una filosofía de convivencia y sinergias entre generaciones, con iniciativas a personas mayores y dependientes, apuesta por una filosofía de convivencia y sinergias entre generaciones, con iniciativas a lo largo del año entre niños de colegios e institutos y los mayores de sus centros de toda España. También con actividades este 29 de abril del Día de la Solidaridad Intergeneracional, fecha elegida en 2012 por la Comisión Europea, para sensibilizar la población sobre la valiosa contribución de la tercera edad en la sociedad, poniendo el énfasis en su influencia en las nuevas generaciones.