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En el Día Mundial del Perro, que se celebra este jueves 21 de julio, ORPEA, referente en atención de personas mayores, ha querido subrayar la importancia de los canes en la vida de las personas y cómo su adiestramiento correcto puede contribuir al mayor bienestar de niños y mayores.
En el caso de las personas mayores, se ha comprobado que el vínculo que se crea favorece la sensación de tranquilidad, mejora la motivación y el estado de ánimo e impulsa la socialización. Por eso, están ganando peso en el tratamiento de ciertas patologías físicas, cognitivas y mentales.
En las sesiones de terapia asistida con perros, los terapeutas han constatado que la relación que se establece entre las personas mayores y los perros son una fuente inagotable de recursos para la promoción del envejecimiento activo y una mayor autonomía.
Algunos de los múltiples beneficios que se le atribuyen a este tratamiento son los siguientes: aumenta la movilidad y mejora las capacidades funcionales, estimula la memoria y las funciones cognitivas, potencia las habilidades sociales y comunicativas, eleva la autoestima y reduce la sensación de soledad.
Desde la dirección médica de ORPEA explican que “todos los residentes pueden aprovecharse de las propiedades de esta terapia. Para ello, es importante contar con una planificación previa de objetivos y con un programa terapéutico estructurado que establecen entre el técnico y el profesional sociosanitario del centro (médicos, psicólogos, terapeutas ocupaciones, etc.)”.
Por otro lado, está la figura del perro, que actúa como co-terapeuta, y que está entrenado para conseguir los objetivos. Dicho entrenamiento consta de una primera parte de educación, en la que el perro es capaz de permanecer tranquilo en diferentes entornos y atender a órdenes básicas. En una segunda parte, el perro está más activo, consiguiendo que la actividad sea más atractiva y divertida.
En ORPEA están sensibilizados con la labor de los perros para mejorar la calidad de vida de las personas mayores y son conscientes de que se debe velar también por la salud y bienestar de este compañero canino, y asegurarse de que se encuentra en perfecto estado para desempeñar esta labor.
El número y el tiempo de las sesiones lo establecen los especialistas en función de los objetivos a alcanzar. Además, realizan un seguimiento de cada sesión para enfocarla en función de cómo esté siendo la interacción y la respuesta de la persona mayor. Y harán un análisis de la evolución.
En cuanto a los resultados, esta especialista asegura que la relación de afinidad entre los animales y las personas mayores es tan fuerte y logra generar un nivel de estimulación tan alto que, con muy pocas sesiones, se pueden observar importantes avances.
Los animales que participan en la terapia rompen con la rutina y monotonía y actúan como vehículo para expresar emociones, mejorando la comunicación afectiva de estos pacientes.
Además, estas conexiones generan recuerdos y emociones. “Se ve un cambio en sus expresiones cuando tienen al animal cerca. Ese bienestar luego lo vemos reflejado en otras actividades con el resto de compañeros, y es que mejora su socialización y se evita la sensación de soledad”, concluye la doctora Pérez.