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“La terapia con aves rapaces es, a la vez, la novedad y la gran desconocida en este tipo de acciones. Debido a su naturaleza, las aves no son fáciles de adiestrar. No son animales domésticos, y menos las aves rapaces. Sin embargo, ofrecen estímulos distintos a los animales convencionales: vuelan, traen cosas distintas a un perro, tienen un plumaje que resulta más suave que el pelaje; además, algunas resulta extrañas para los residentes y eso les motiva”, explica la terapeuta ocupacional de ORPEA Torrelodones, Sara Domingo.
Este centro es el primero donde se efectúa esta intervención, y la experiencia está siendo muy positiva. A los residentes les gusta acariciarlas, sujetarlas y ayudarles a alzar el vuelo, y los beneficios son múltiples, tanto físicos como psicológicos. “Esta terapia con aves rapaces favorece la motivación, implicación e iniciativa. Además, ayuda a mejorar la concentración y la estimulación sensorial y cognitiva, y facilita la socialización de los mayores”, aprecia Sara Domingo.
La terapia con aves rapaces es apta para todo tipo de perfiles en el adulto mayor y está recomendada para pacientes con depresión u otros trastornos de ánimo y con patologías del aparato locomotor, cardiovasculares, neurológicas, etc. No obstante, siempre es recomendable conocer las necesidades del residente y saber sus gustos y preferencia, pues las aves, como cualquier otro animal, pueden generar rechazo (fobias) o ser contraproducentes para la salud (alergias).
Esta terapia asistida con animales está coordinada por un equipo profesional multidisciplinar y desarrollada por los terapeutas ocupacionales, en colaboración con los monitores cetreros. “Las sesiones se establecen de tal forma que se pueda extraer de ellas algo positivo, ya sea la relajación del paciente, el hecho de que este hable, demuestre su cariño y sus debilidades, se haga más fuerte y olvide sus problemas de salud, entre otros aspectos”, concreta la terapeuta ocupacional de ORPEA Torrelodones, que asegura que realmente se consiguen estos objetivos.
Esta actividad terapéutica se realiza en espacios abiertos y con buen tiempo, y estos cambios del entorno habitual también son un aliciente para los residentes. Suelen durar de 40 a 60 minutos. Según Sara Domingo, “no se aconseja que sean más extensas debido al cansancio y estrés que se puede generar en el animal, especialmente si son terapias grupales”.