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Las auxiliares de enfermería son profesionales cualificadas de atención directa en las residencias de personas mayores. Son las que más tiempo pasan con los residentes, satisfaciendo sus necesidades y asegurando su bienestar. Así lo explica la directora Sanitaria de ORPEA Ibérica, Victoria Pérez: “Son las figuras más próximas. Por sus funciones permanecen junto al mayor más tiempo y generan un vínculo de confianza y seguridad fundamentales para una atención de la máxima calidad, ya que realizan los cuidados con profesionalidad, pero también actúan con sensibilidad y respeto”.
La labor de las auxiliares de enfermería no es tan conocida como la de otros profesionales sanitarios (médicos, enfermeras…), sin embargo, su papel es clave. Generalmente, sus funciones pueden resumirse del siguiente modo:
– Propician una adecuada higiene, ingesta e hidratación.
– Realizan los cambios posturales.
– Vigilan el descanso nocturno, el estado basal y el cumplimiento de las indicaciones médicas y terapéuticas que promueven su salud.
– Registran todos los parámetros clínicos
– Informan y dan respuesta a cualquier otra necesidad requerida por el mayor.
– Escuchan activamente a los residentes y ofrecen apoyo emocional.
En los centros ORPEA, según explica la doctora Pérez, “las auxiliares de enfermería brindan cuidados asistenciales personalizados siguiendo siempre el plan de atención centrada en la persona y las pautas especiales indicadas por los profesionales del equipo multidisciplinar del centro (médico, enfermería, rehabilitadores, psicólogo, etc.)”.
Por todo ello, favorecen el mantenimiento de la funcionalidad para la realización de las actividades básicas de la vida diaria en todos los usuarios de las residencias, pero en especial cuando se incrementa la dependencia física y cognitiva.
De hecho, su labor es encomiable en los residentes con alzhéimer. “Las auxiliares de enfermería son la voz y los ojos de los pacientes con deterioro cognitivo. Son quienes más conocen al paciente y cumplen un rol muy significativo, porque al estar con asiduidad con los mismos usuarios, pueden reconocer cambios en el comportamiento y alertar a médico o enfermera de cualquier situación anómala que observen”, asegura la directora Sanitaria de ORPEA Ibérica.
Las auxiliares de enfermería son conocedoras de las situaciones y problemas más frecuentes de las personas mayores institucionalizadas, y saben cómo fomentar su autonomía e independencia, haciéndolos partícipes de sus cuidados y transmitiéndoles tranquilidad y seguridad. Además, suelen ser profesionales que sienten agrado y empatía por las personas mayores y sus necesidades. Otras cualidades importantes que subraya la doctora Pérez son la sensibilidad, paciencia, capacidad de escucha y habilidades comunicativas, lo que les permiten mantener una buena relación de confianza con los residentes.
Con el fin de mejorar las actitudes y aptitudes de las auxiliares de enfermería, ORPEA cuenta con programas de formación continua en la que se abordan temas fundamentales como el buen trato y la prevención del maltrato, atención a la enfermedad de Alzheimer, cuidados paliativos, gestos y movilizaciones, etc. Estos cursos están enfocados a propiciar “una reconducción adecuada de las actuaciones y conocimientos para un abordaje laboral eficaz donde se asegure una atención cualificada, cálida y especialmente humana”, sostiene la directora Sanitaria de ORPEA Ibérica.