Responsável: emeis e as suas filiais; Finalidade: Responder à consulta ou pedido de informação; Legitimação: Consentimento; Destinatários: os dados não serão comunicados a terceiros, exceto se legalmente exigido; Direitos: Acesso, retificação, supressão, bem como os demais incluídos na; Mais informações: Política de Privacidade www.emeis.pt
Aunque el calor se ha hecho esperar, las altas temperaturas comienzan a dejarse sentir. Prevenir y mitigar los efectos negativos que el calor excesivo tiene sobre la salud de las personas mayores es uno de los objetivos de los profesionales de los centros de ORPEA durante el periodo estival.
Con la edad, la cantidad de agua corporal disminuye y, por tanto, el organismo se vuelve más susceptible a la deshidratación. A esto hay que sumar que las personas mayores experimentan menor sensación de sed, lo que incrementa la necesidad de una correcta ingesta de líquidos en épocas de calor intenso.
Por ello, la directora Asistencial de ORPEA, Victoria Pérez, subraya que una adecuada hidratación es fundamental. “Los profesionales de los centros ORPEA estimulan a las personas mayores para que mantengan una ingesta de líquidos continuada y suficiente, entre un litro y medio y dos litros al día, incluso aunque no tengan sed”, señala. En ocasiones, es necesario modificar la textura de los líquidos para que los mayores con problemas de disfagia (dificultad para tragar) puedan mantenerse hidratados.
Además, Pérez recuerda que algunos medicamentos que toman a diario las personas mayores modifican la sensación de sed e, incluso, la necesidad de tomar más o menos cantidad de líquidos.
Cómo hidratarse
La ingesta de líquidos se efectuará gradualmente a lo largo de todo el día, disminuyendo a última hora de la tarde para evitar la incontinencia nocturna. En este sentido, la directora Asistencial de Orpea recomienda que durante el desayuno, la comida, la merienda y la cena los mayores tomen un vaso de agua para favorecer la ingesta de sólidos, pero sin excederse para evitar saciarse.
Si bien el agua es el líquido más común, se puede alternar con otros que despierte a las personas mayores el apetito y las ganas de beber como leche, zumos, bebidas isotónicas, infusiones, caldos, sopas frías, gazpacho, etc. Las frutas y verduras de temporada también son un complemento excelente, sano y sabroso.
Respecto a las características del agua, ésta debe ser sin gas para prevenir flatulencias y no debe ser muy rica en minerales para evitar desequilibrios en el organismo.
Por todo lo expuesto, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) asegura que el agua debe entenderse como un nutriente esencial, sin valor calórico o energético, pues carece de macronutrientes (hidratos de carbono, grasas o proteínas). Sin embargo, aporta micronutrientes en forma de minerales: calcio, fósforo, magnesio, flúor y electrolitos (sodio, potasio y cloro).
Decálogo para prevenir la deshidratación
El Ministerio de Sanidad ha activado el Plan Nacional de Acciones Preventivas contra los Efectos del Exceso de Temperaturas “Disfruta este verano con salud”, que permanecerá activado hasta el próximo 15 de septiembre.
Para minimizar los daños que las personas mayores pueden sufrir, el Ministerio presenta un decálogo de recomendaciones generales: