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Victoria Pérez estuvo acompañada por el nuevo director de la Cátedra ORPEA, el doctor Tomás Chivato, decano Facultad de Medicina de la Universidad San Pablo CEU. Chivato advirtió de que en España se ha disparado la incidencia de ansiedad, depresión y otros trastornos mentales, y que existe un abuso de los psicofármacos en todas las edades, situándonos entre los países de Europa con más consumo. En lo que se refiere al cuidado de las personas mayores, este especialista, recordó que “los profesionales deben ser muy cuidadosos con el uso de los psicofármacos. Además de ciencia hay que aplicar los fundamentos éticos esenciales”. Chivato puso en valor la iniciativa de estas cátedras “para mantearse actualizado mediante estos encuentros entre profesionales, debatir sobre estos temas y buscar alternativas cuando las haya.
En la misma línea, la directora Sanitaria de ORPEA Ibérica afirmó que, como médicos de residencias para mayores, “nuestra obligación es conocer a las personas mayores que tratamos, observar y evaluar la posibilidad de ir reduciendo, de manera progresiva, las dosis de estos fármacos, siempre según los requerimientos clínicos y bajo evidencia científica”.
Durante la jornada, los expertos invitados describieron la situación actual en el uso de psicofármacos, ofrecieron recomendaciones para la atención correcta de las personas mayores y apuntaron medidas prácticas para afrontar las conductas disruptivas sin recurrir a la medicación.
La doctora Mª Isabel Ramos, psiquiatra de ORPEA Madrid Puerta de Hierro, centro especializado en mayores con patologías mentales, recordó que “más del 65% de los pacientes que viven en residencias tienen polifarmacia (toman más de cuatro o cinco fármacos al día), y la mayoría de ellos tienen prescrito algún psicofármaco. La primera recomendación de esta especialista para el uso racional y correcto de los psicofármacos en personas mayores es un “buen diagnóstico” que nos permita establecer un tratamiento acorde. “Debemos preguntarnos por qué la persona tiene pautado el tratamiento y si está consiguiendo los objetivos planteados”, indicó la doctora Ramos.
Una de las herramientas más importantes que tienen los profesionales de residencias para ello son las valoraciones geriátricas integrales. En ORPEA, por ejemplo, se realiza una valoración integral al inicio del ingreso en el centro para conocer la historia clínica y social de la persona, pero también se hacen seguimientos y valoraciones periódicas para conocer la evolución y necesidades que van surgiendo.
El doctor Ignacio Basurte, psiquiatra y director Médico de la Clínica López Ibor, definió la activación y la agitación y explicó por qué pueden producirse y cómo deben actuar los profesionales en estos casos para tratar de buscar alternativas a los fármacos. Según expresó, “el objetivo debe ser tranquilizar y estimular la confianza, disminuyendo la ansiedad, la hostilidad y angustia y evitar los incidentes violentos”. Y, para ello, es muy importante saber detectar la conducta problema y conocer a la persona mayor, tanto su historia clínica y de vida.
El contar con profesionales sanitarios, incluyendo médicos en los centros, es un punto muy importante en la vigilancia y el cuidado de las interacciones entre los pacientes. En este sentido, “hay evidencias de cómo un entorno terapéutico personalizado, adecuado, libre de estímulos que supongan un riesgo para la persona o los profesionales, puede prevenir y reducir las situaciones de agitación psicomotriz”, apuntó este experto.
Otros recursos que tienen las residencias y que resultan muy eficaces son el desarrollo de talleres ocupacionales, de grupos psicoterapéuticos y la inclusión de actividades de ocio o deportivas. “Todo ello ayuda a evitar situaciones de crisis e incluso agitación que puedan finalizar con medidas farmacológicas”, reconoció el doctor Basurte.